Glen E. Friedman. Él estuvo allí.
Si te paras a contar la cantidad de cosas que existen sólo porque Glen Friedman estuvo allí para fotografiarlas se te acaba formando una gota de sudor frío en la parte alta de la espalda mientras marcas el teléfono de su estudio en Nueva York. Y es que poca gente puede presumir de haber estado allí en tres de los momentos más importantes de los últimos cincuenta años de cultura underground, y encima metido en la movida hasta las cejas. Todo pasó por su cámara. Desde el nacimiento del skate moderno en Dogtown hasta la época dorada del hip hop neoyorquino, pasando por la creación de la escena punk rock de Los Angeles. Además de, por supuesto, la carrera completa de la banda ejemplar por excelencia -Fugazi- con veinte años de fotos que acaban de convertirse en el enésimo libro de Mr. Friedman: Keep Your Eyes Open. Un tipo inteligente que habla por los codos y que si peca de algo es de ser demasiado consciente de si mismo. Pero vamos, que esto es como él dice. De una persona habla su curro. Y el de Glen E. Friedman dice “yo estuve allí. Y mira que pedazo de fotos hice”.
Cuéntanos, ¿cuál es el secreto para estar en el sitio adecuado en el momento adecuado no una, ni dos, sino tres veces?
Soy una persona motivada, me importa mucho lo que pasa en el mundo y siempre me he sentido inspirado por las cosas que sucedían a mi alrededor. Tampoco había muchas más cosas en mi vida que me interesasen, así que me entregué a todo eso, a estar en los sitios en los que sucedían cosas.
Aún así, es como si… No sé, si yo fuera tú consideraría seriamente la posibilidad de creer en el destino, o incluso en la suerte.
¿Suerte? Yo no creo que aquello tuviera nada que ver con la suerte. Creo que tuvo más que ver con el hecho de trabajo muy duro, y no con la puta suerte. Mucha gente también estuvo en aquellos lugares, y muchos también hicieron fotos. Pero a mí me importaban aquellas cosas, me importaban muchísimo. Por eso hice las fotos que hice y por eso salieron tan bien como salieron. Porque me importaban de verdad y me las tomaba muy en serio.
Sí, sí. Está claro. Pero a lo que me refería es a que también podías haber nacido en un lugar en el que no pasara absolutamente nada.
Por supuesto.
En cualquier caso, supongo que el hecho de haber pasado tu juventud entre una costa y la otra ayudó bastante, ¿no?
Yo me crié en la Costa Este, cerca de Nueva York, hasta que mis padres se separaron. Entonces me fui a vivir con mi madre a Los Angeles, pero durante las vacaciones de verano o de navidad venía a Nueva York a estar con mi padre, que se quedó aquí. Luego me mudé varias veces de un sitio a otro y, básicamente, cuando vivía en un sitio solía ir habitualmente de visita al otro.
Y qué tipo de persona dirías que has acabado siendo, ¿tipo Costa Este o tipo Costa Oeste?
Mucho más de la Costa Este. Me considero básicamente un neoyorquino, llevo Nueva York en la sangre. En cuanto me mudé a California me di cuenta de que yo allí no iba a encajar bien. Aunque la verdad es que cuando volví a la zona de Nueva York tampoco terminé de encontrar mi sitio, así que supongo que ese es otro motivo por el que me dediqué a buscar aquellas cosas que me inspiraran y que hicieran mi vida de alguna manera más interesante. Nunca me sentí completamente aceptado por la gente, y eso me hizo estar más abierto a otras culturas.
De hecho, ¿por qué crees que hay tanta diferencia en la forma que la gente tiene de ver la vida en cada una de las costas? Es como si fueran dos escuelas de pensamientos diferentes o algo así.
En primer lugar está el tiempo. Y luego están los motivos históricos. Aquí es donde el país empezó, en la Costa Este, y el oeste era la frontera de lo salvaje. Durante muchos años la gente fue asentándose aquí y fundando ciudades mientras algunos, los más aventureros, se marchaban a la Costa Oeste, que no terminó de formarse hasta hace poco más de cien años. Hoy día parece que cuanto más te alejas de Nueva York más lento va todo. Nueva York es una ciudad muy estresante, una ciudad grande y alta en la que todo el mundo vive apretado. Una carrera de ratas, como lo llaman aquí. Hay mucha competitividad, pero también una energía especial. Y todo el mundo está mezclado, porque tampoco hay otra opción. Nueva York es la olla a presión por excelencia. Fuera de aquí la gente está más separada y tiene más espacio para hacer su vida, el ritmo de las cosas es más lento y no existe la necesidad de luchar con el de al lado para conseguir tu comida de cada día o lo que sea que necesites.
¿Crees que esas diferencias entre costas podían apreciarse de alguna manera en los diferentes movimientos culturales que documentaste con tu cámara a uno y otro lado del país?
En lo que respecta al skate quizás sí. Aunque en realidad en los setenta en cualquier sitio que tuviera cultura surf había skate, y cultura surf había tanto abajo en Florida como aquí en Nueva York en toda la zona de Long Island. Y todo eso hacía que hubiera ciertas similaridades culturales que surgían simplemente de la playa. Por otro lado, en esos mismos sitios, las zonas urbanas tenían una cultura diferente. De hecho Hollywood, aunque no llegara a ser tan urbano, tampoco era tan diferente de Nueva York. En lo que se refiere al punk rock no había mucha diferencia porque, al igual que pasaba con el hip hop, la mayoría de las grandes bandas de punk rock no venían de las zonas urbanas sino de las suburbanas.
Llevo un rato usando el verbo documentar, pero en realidad aquello para ti debía ser más como hacer fotos para ponerlas en el álbum de tu casa, porque todos aquellos tíos eran tus amigos…
Hombre, trabajaba para Skateboarder Magazine desde que tenía catorce años, que fue cuando publiqué mi primera foto. Así que cuando hacía esas fotos pensaba en intentar publicarlas tanto en la Skateboarder como en otras revistas, pero también en inspirar a otra gente y mostrarles lo que estaba pasando. Y con la música más todavía. Por ejemplo, intentaba publicar fotos de Black Flag en Skateboarder Magazine cuando el punk rock no era más que una diminuta escena compuesta por unas dos mil personas. Pero, de nuevo, yo me sentía tremendamente inspirado por Black Flag, y por eso quería que todo el mundo pudiera ver lo que yo estaba viendo y sentirse de la misma manera. Sólo quería compartirlo con el resto del mundo.
¿Ser el colega del tío al que estás fotografiando siempre es bueno?
Depende de lo que quieras conseguir. Si eres un fotógrafo de noticias que busca una perspectiva objetiva no tiene ningún sentido que el tío al que estás fotografiando sea tu amigo, lo mejor para ser objetivo es venir desde fuera, ser un outsider. Si lo que quieres es reflejar cómo es algo por dentro y capturar de verdad lo que es un estilo de vida, tienes que vivirlo tú mismo primero. Si no, no eres más que un puto capullo outsider intentando aprovecharte de la gente, y a mí eso no me gusta. Nunca me gustó que hubiera gente mayor haciendo fotos en mi escena, nunca me gustó que vinieran outsiders. Porque eso es explotar a la gente. Y yo no quería explotar a la gente, quería inspirarles.
¿Se te pasó alguna vez por la cabeza que esos tíos acabarían siendo putos iconos de la cultura pop unos cuantos años después?
Siempre pensé que de alguna manera se lo merecían. Les hice fotos porque pensaba que era algo que podía inspirar a la gente y que podía cambiar nuestra cultura, pero en aquel momento no tenía ni idea de que pasarían diez o veinte años hasta que eso ocurriera. Como tampoco pensaba que esas fotos serían ahora tan importantes como lo son para alguna gente, pero el caso es que lo son y eso es emocionante y un cumplido para mí. Pero por otro lado también es triste que no ocurriera antes de una forma más orgánica.
Mucha gente no lo sabe, pero también fuiste manager de los Suicidal Tendencies cuando estaban empezando. ¿Cómo te salió eso?
En aquel momento yo ya trabajaba para Skateboarder Magazine y había fotografiado a la mayoría de las grandes bandas de punk rock del país. Conocía a Mike Muir -cantante de Suicidal Tendencies- porque su hermano, Jim Muir, era un gran amigo mío. Jim era como el tío mayor que solía cuidar de mí en los tiempos de Dogtown, y yo era una especie de hermano pequeño para él. Y cuando su hermano pequeño, Mike, empezó a cantar en un grupo de punk rock pensé que podría escucharles a ver qué tal, porque yo ya tenía mis contactos y había estado en estudios de grabación con Black Flag, The Circle Jerks, The Adolescents, etcétera y había aprendido bastantes cosas. Cuando escuché a los Suicidal por primera vez me gustó lo que oí, y la cosa es que mucha gente les odiaba, la mayoría de hecho. Incluso salieron elegidos como la peor banda y los mayores capullos del año en 1982 en Flipside, el mayor fanzine de Los Angeles. Pero a mí me gustaba mucho lo que hacían, así que fui a hablar con uno de los sellos para los que había hecho un par de portadas y les dije que por qué no les daban a aquellos chicos una oportunidad. Me contestaron que ni de coña, que todo el mundo les odiaba y tal, pero no me di por vencido. Les dije que yo me encargaría de todo: les produciría, sería su manager, haría todas las fotos y utilizaría todos mis contactos para conseguir que se hicieran populares y que la gente les conociera, y al final dijeron que sí. El objetivo era vender tres mil copias, y grabamos un disco en tres días -Suicidal Tendencies, el primero del grupo- que se convirtió en el disco de hardcore más vendido de toda la década, lo mereciera o no. Yo creo que no lo merecía, porque los discos de Black Flag, Dead Kennedys o Minor Threat eran mejores. Pero era un gran disco, tenía algo nuevo y diferente, y se convirtió en un bombazo.
Pero la cosa no tuvo un final feliz. ¿Por qué dejaste de trabajar con ellos?
Algunas personas cuando alcanzan el éxito a algún nivel, aunque sea algo pequeño, se les sube a la cabeza, se vuelven totalmente egocéntricos y empiezan a hacer determinadas cosas que no molan. Y fue una pena, porque invertí mucho trabajo en ellos y les di toda la credibilidad que yo tenía para que salieran del hoyo y dejaran atrás su reputación de capullos, y gracias a todo lo que hice por ellos ahora todo el mundo les respeta. Pero llegó un punto en el que no quería seguir teniendo que lidiar con tantos egos y lo dejé.
Osea que no sigues en contacto con ellos, ¿no?
Con la formación que tenían cuando yo me fui no he vuelto a hablar desde entonces. Con el que sí he hablado es con Jim, el hermano de Mike, pero la verdad es que ya no siento ningún rencor hacia ellos. Hace muchos años de aquello y ya es agua pasada. Pero la historia siempre pone las cosas en su sitio, y todo el mundo sabe que el primer disco de los Suicidal es lo que les ha mantenido vivos todo este tiempo, y yo estoy orgulloso de haber formado parte de él. Los demás discos son una mierda comparados con el primero. Decidieron explotar aquello y vivir de aquel disco y de la reputación que yo les ayudé a crear, esa es su decisión y no pasa nada.
¿Y a la gente de Dogtown? ¿Les ves de vez en cuando?
Sí, cuando voy por California suelo hablar con ellos y todo eso. En ese sentido la película -Lords Of Dogtown- nos volvió a juntar a todos otra vez. Yo vivo en Nueva York y ellos están casi todos en la Costa Oeste, pero solemos estar en contacto. Jay sigue en la cárcel, pero el año pasado estuvimos en contacto constante porque le ayudé a hacer un libro -Jay Boy- con fotografías antiguas suyas que había hecho su padre antes de que yo empezara a ir con ellos, un libro precioso. Tony Alva suele llamarme cuando viene por Nueva York a hacer negocios o lo que sea, y sigo siendo muy buen amigo de Craig Stecyk y Jeff Ho, que son de alguna manera los que lo empezaron todo.
En Dogtown tú eras un chavalillo de buena familia que se juntaba con gente de uno de los barrios más chungos del West LA. ¿Te causó eso algún problema?
Hombre, por supuesto que tuve que comer mucha mierda pero creo que al final conseguí que se me valorase por lo que yo era como persona y por lo que era capaz de hacer, porque al final mis fotos fueron mi mejor argumento. Además, yo era más pequeño que todos ellos. Jay era un año mayor que yo, y él era el más pequeño de todos. Evidentemente me llevé lo mío, pero supongo que al final pasé la prueba o algo así. Y es algo que de alguna manera todo eso me obligó a trabajar aún más duro y me enseñó algo que me ha acompañado toda la vida, que para hacer que tu trabajo merezca la pena tienes que hacer algo que nadie más sea capaz de hacer o simplemente hacerlo mejor que nadie. Y si en aquel momento no lo hubiera hecho bien ellos no me habrían dejado que les acompañara, o peor aún, me habrían pateado el culo (risas).
Como comentabas al principio, publicaste tu primera foto con catorce años. ¿No es demasiada presión o demasiada responsabilidad para alguien tan joven?
Sí bueno, era mucha presión, además del principal motivo por el que tampoco tuve una adolescencia muy normal. Tuve que trabajar muy duro, pero me encantaba lo que hacía. Así que en algunos aspectos fue un problema y en otros una gran ventaja, aunque en aquella época ni siquiera tuviera claro que quisiera dedicarme a la fotografía el resto de mi vida. Eso es algo que no supe hasta los ochenta, hasta que tuve que empezar a pagar impuestos, ahí fue cuando me di cuenta de que yo era fotógrafo. Hasta entonces sólo era algo que me gustaba hacer. Así que ahora me gano la vida con algo que me gusta hacer, y eso me hace muy feliz.
¿Descubriste la cara oscura de la fotografía una vez que empezaste a publicar tus fotos o era un puto sueño hecho realidad?
Por supuesto que tuve problemas, y desde el principio aprendí la lección. Me han robado mi trabajo muchas veces y a día de hoy me lo siguen robando. Algunos años incluso gano más dinero con juicios contra gente que explota mi trabajo sin consentimiento que con mi actividad profesional como fotógrafo. Así que desde que empecé en esto tuve que aprender cómo evitar que la gente se aproveche de ti. Fueron muchas lecciones y muy duras, pero bueno, era joven y aún no tenía una familia a la que mantener.
¿Qué opinión tienes sobre la fotografía actual? Porque he oído que no es muy buena…
En la actualidad, lo que la gente llama buena fotografía está basado en la fotografía de famosos. No son buenas fotos, son fotos de gente que la gente conoce. Muchas son imágenes sobreproducidas con actores que muchas veces están aún caracterizados del personaje de la peli que estén haciendo en ese momento, todo como muy poco interesante. Y luego están las que también están sobreproducidas pero de manera que parezcan todo lo contrario. Fotos de gente que básicamente no sabe enfocar una cámara o componer una imagen, pero hacen cosas que algunos directores de arte creen que molan y de repente se convierten en el fotógrafo de moda porque todo el mundo piensa que sus fotos son extravagantes y agresivas, o ni siquiera agresivas, simplemente chocantes. Y la verdad es que yo no lo encuentro muy chocante, sino más bien estúpido y típico. Intenta ser chocante pero ya se ha hecho mil veces. Para mí la fotografía es una forma de arte que merece ser respetada, y si la gente hace fotos de mierda no debería compartirlas con otra gente. El trabajo que uno comparte más allá de las paredes de su casa o más allá de su círculo de amigos debe ser algo especial. Cuando yo era pequeño en las revistas sólo había fotos bonitas, nadie ponía una foto desenfocada a no ser que fuera algo que de alguna manera formase parte de la imagen, que aportara movimiento o algo así. Nadie ponía fotos malas a propósito. Es como lo de el nuevo traje del emperador, alguna gente dice que está guay y todo el mundo va detrás siguiéndoles. Y ahora tienes por todos lados esas imágenes tan horribles que no sirven prácticamente para nada y no son de ningún interés artístico, sólo porque un director de arte dicen que son geniales. Pero la gente no sabe, o no quiere saber, o no quiere escuchar ni investigar por sí misma, y simplemente lo aceptan. Es el atontamiento generalizado de la sociedad en la que vivimos, está afectando a todo: películas, libros, revistas y cultura en general. Y la fotografía no iba a ser menos.
¿No hay ningún fotógrafo actual cuyo trabajo te guste?
Ningún fotógrafo famoso que yo conozca ha hecho cosas que me inspiren. No digo que no haya grandes fotógrafos por ahí, sólo digo que la gran mayoría de las fotos que a día de hoy aparecen en las publicaciones de todo el mundo son una mierda. Incluso las de las revistas de fotografía artística, son todas una mierda. Y no sé por qué la gente considera eso arte, pero el caso es que es así.
Hablemos un poco de tu nuevo libro, Keep Your Eyes Open. ¿Cuánto tiempo llevas queriendo hacerlo? Porque no creo que sea algo que se te ocurrió el año pasado…
En estos veinte años que he pasado haciendo fotos de Fugazi nunca pensé que fuera a sacar un libro sobre ellos. La idea surgió hará unos cuatro o cinco años cuando vi el increíble archivo que tenía. Ellos ya no tocaban juntos y por lo tanto hacía ya tiempo que no les hacía ninguna foto, así que pensé que igual era un buen momento para recordarle a la gente lo increíble y especial que es esa banda y el grupo de personas que la forman. Así que empecé a trabajar en ello, me gustó lo que iba saliendo y decidí tirar para adelante y hacerlo.
Lo de sacarlo justo el día en el que se cumplían veinte años del primer concierto de Fugazi no lo pensarías también hace cuatro o cinco años, ¿no?
No, claro. Es sólo una meta que me puse, pensé que sería buena idea tener el libro listo para esa fecha y una bonita forma de celebrar el hecho de que ellos habían dado su primer concierto justo veinte años antes.
Igual es pronto para preguntarlo pero, ¿tienes intención de montar una exposición itinerante con este libro igual que hiciste con los Fuck You?
No, no tengo planeada ninguna exposición de Fugazi.
De un tiempo a esta parte está como muy de moda hablar de los viejos tiempos, de los orígenes de la cultura urbana, de los pioneros de esto o los pioneros de aquello. Incluso Hollywood hace películas sobre el tema. ¿Cómo te hace sentir todo eso teniendo en cuenta el hecho de que tú viviste la realidad de muchos de esos momentos?
Todo lo que se hace popular acaba siendo descafeinado y simplificado. Pero lo que cuenta es que esa cultura haya sobrevivido y haya inspirado a la gente, aunque sea una versión descafeinada. Porque si en 1984 habría unos cien mil punks en Estados Unidos, de los cuales más o menos la mitad serían realmente auténticos, ahora habrá cincuenta millones, de los que igual sólo el diez por ciento son auténticos, pero es que ese diez por ciento es mucho más que lo que había en los ochenta. Y todos estos punks auténticos van a preocuparse, van a implicarse y van a hacer un montón de cosas. Aunque la música esté descafeinada, aunque la escena no sea lo que era. No voy a negar que es un poco decepcionante que no haya salido nada nuevo que haga que el punk rock o el hip hop suene a música para viejos, y pasa lo mismo con el skate. Yo siempre pensé que todas estas cosas al final serían reemplazadas por la siguiente moda, y en algún momento pareció que el rollo rave iba a ser lo siguiente. Pero al final parece que no ha llegado a tanto, probablemente por las drogas y todo eso. Así que supongo que la próxima gran cosa tendrá que ver con ordenadores e internet. No hay más que ver todo lo que está pasando, YouTube y todo eso. Internet es como un gran océano de fanzines, la gente puede hacer todo lo que quiera. Quizás sea ese el destino de la próxima generación, comunicarse por internet. No es tan creativo, pero ciertamente está teniendo un gran impacto en todo el mundo y le está dando a la gente la oportunidad de comunicarse de maneras que no se habían hecho antes y, sobre todo, organizarse de una manera que no se había hecho antes. Y la organización es algo fundamental cuando hablamos de rebelión. Así que quién sabe, igual de todo eso sale algo nuevo que tome el relevo y nos haga olvidar todo lo que hay ahora.
Tu obra como fotógrafo está profundamente marcada por los tiempos y las cosas que has vivido. ¿Qué tipo de fotógrafo crees que habrías sido si hubieras vivido otros tiempos u otros lugares?
Probablemente no hubiera acabado siendo fotógrafo. Como te decía antes, yo al principio no era fotógrafo, sólo hacía fotos de las cosas que me inspiraban. Si me hubieran inspirado otras cosas, las habría fotografiado igualmente. Como tú decías al principio de la entrevista, quizás la suerte tuvo algo que ver, pero creo que a mí siempre me ha atraído de alguna manera el concepto de la rebelión. Y por eso fotografié a toda esa gente, porque se estaban rebelando y yo quería que el resto del mundo les viera y se uniera a ellos. Pero si no hubiera sido fotógrafo posiblemente habría sido político.
¿En serio?
Sí, porque si hay algo que me inspira es el cambio. Y yo quiero que la gente cambie, quiero que el planeta cambie. En el mundo hay muchos problemas y por eso tenemos que cambiar este lugar. Así que posiblemente sería un político, un activista o algo parecido. Y de alguna manera ya soy ambas cosas. No soy candidato a ningunas elecciones, pero todas esas cosas forman parte de mi vida diaria. Todo lo que hago es política en cierta manera. Soy vegano por razones políticas, porque creo que consumir productos animales afecta a la naturaleza. Primero empiezo por mí, y luego intento inspirar al resto del mundo.
No sé, durante toda la entrevista no has parado de hablar de inspiración y yo cuando pienso en política la palabra que me viene a la cabeza es frustración.
¿Qué edad tienes?
(maldita sea, es la segunda vez que un entrevistado me pregunta mi edad: ¿por qué?) Veintiocho.
Yo nací en los sesenta y vi cómo pasaban un montón de cosas buenas. Si miras a la historia verás que las cosas realmente se pueden cambiar, porque de hecho se han cambiado. Por supuesto que es frustrante, especialmente en mi país. No conozco absolutamente a nadie a quien le guste George Bush y de verdad creo que robó las elecciones. Creo que los medios de comunicación mienten incluso con eso de que en realidad le votó un treinta por ciento. Yo creo que fue más como un cinco por ciento. Y creo que cualquiera que votase a ese capullo o que simplemente esté contento con la idea de tenerle en el gobierno no es más que un gilipollas rico y egoísta o un pobre ignorante. La gente no quiere eso, y por eso tenemos que inspirar al mundo para que comprenda que hay otras maneras de vivir y se rebele para cambiar nuestra cultura y conseguir lo que verdaderamente necesitamos. Y no estoy hablando de algo físico, hablo de algo mental. Tenemos que retar a esta gente intelectualmente. Eso es lo que el punk rock, el hip hop e incluso el skateboarding me han enseñado. Me han enseñado a rebelarme, a vivir una vida diferente a la de los demás en lugar de jugar bajo las reglas de otros, escuchar música pop y quedarme tonto, o asistir a eventos deportivos en los que cien mil personas se dedican exclusivamente a seguir lo que hace un equipo. Todas esas cosas distraen a la gente de los temas que de verdad importan y que hacen del mundo un lugar mejor. Yo lo único que pretendo es inspirar a la gente a que se rebele, a que no se resigne a aguantar la mierda que tenemos, a que hagan que las cosas vayan a mejor con los medios que estén a su alcance. No cedas, no te rindas. Si estás frustrado con tu sistema político haz lo que puedas para cambiarlo, argumenta. Ah, ¿eres un rebelde por que te drogas? ¿eres un rebelde porque te emborrachas cada noche? La gente cree que todo eso es un acto de rebelión, y si tus padres lo hacían -y créeme que lo hacían- no tiene nada que ver con rebelarse. Eso no es rebelarse, eso es hacer justo lo que los gobiernos y las grandes corporaciones quieren que hagas: joderte el cerebro. Aunque te puedan meter en la cárcel por ello, por beber en la calle o por drogarte, no seas tonto y no pienses ni por un momento que eso no es lo que quieren que hagas. Porque cuanto más estropees tu cabeza, menos tendrán que preocuparse de ti y de tu capacidad de luchar contra ellos y su manera de controlarnos.
Bueno, pues esto se está acabando… ¿Tienes algún otro libro en proyecto del que nos puedas hablar?
No. Ahora que he acabado el libro de Fugazi, que me ha mantenido ocupado los dos últimos años, mi siguiente proyecto es mi nuevo hijo, que tiene tan sólo cinco semanas. Seguiré trabajando en mi archivo, pero me he prometido a mí mismo que no voy a hacer ningún libro durante al menos cinco años para darle a mi hijo todo el tiempo que se merece.
¿Y crees que aún tendrás la oportunidad de documentar el nacimiento de otro movimiento histórico?
Lo dudo. Eso es algo que tendrá que hacer algún chico joven que esté ahí, viviendo el nacimiento de ese movimiento, a no ser que por lo que sea acabe conociendo a algún político o a alguna otra persona que algún día cambie el mundo. No creo que vaya a ser yo el que documente el próximo cambio radical, simplemente soy demasiado viejo. Las nuevas culturas son para la gente joven. Es algo que a mí puede interesarme, pero tiene que aparecer alguien a quien todo eso le inspire, como me inspiró a mí, y que sea capaz de hacer por su generación lo mismo que hice yo. No quiero ser el típico viejo que anda por ahí haciendo fotos. No me necesitan a mí, porque para eso está mi trabajo. Y los que vengan deberían ser capaces de verlo y sentirse inspirados a hacerlo por si mismos.
www.burningflags.com
Texto_ Curro Oñate
Fotos_ Glen E. Friedman. Reimpresas con el permiso de Burning Flags Press y de sus libros: Fuck You Heroes, Fuck You Too, Recognize y Keep Your Eyes Open. // Excepto (*)_ Luke Hoverman